
“Nunca SOMOS, solo ESTAMOS siendo” Esa frase no es mía. No es mía por que no la dije, no es mía porque la escuche de un filosofo moderno de internet, no es mía como tampoco es mío mi cuadro favorito de Monet o la receta que sacó mi madre de YouTube para el pan de jamón navideño perfecto. Hacemos nuestro lo ajeno tan instintivamente que el rompecabezas ya esta lejos de parecerse a la foto de la caja, por mucho que eso me conflictúe de vez en vez.
En alguna época luego de migrar por segunda vez, me obsesioné con la idea del “buen vivir”, con los millones de conceptos, valores y definiciones diferentes que existen para intentar definirlo, si es que definir algo así es posible. El psicólogo Carl Rogers habla de la autorrealización como una evolución continua, “El buen vivir es un proceso, no un estado del ser”. Somos procesos vivos y dinámicos, imposibles de definir en la quietud y la calma de lo estático y lo predecible.
Si es ésta nuestra naturaleza, encajonar nuestra identidad en función de metas u objetivos prácticos, pero sobre todo delimitantes, estáticos y finitos, no parece tener demasiado sentido…Intentamos esculpir con cincel los trozos de nosotros como si de mármol se tratase, puliendo y confeccionando nuestra obra del YO, pero lo que pasa con el arte es que nunca esta listo, absorbe continuamente la intención y los procesos del artista en cada etapa, incluso la pintura en un cuadro terminado cambia de tonalidad con el paso del tiempo.
Podría dibujar las veces en las que pude disfrutar al máximo de mis procesos y no lo hice por enfocarme en lo que quería alcanzar con ellos: Mi mente muy ocupada en conseguir un titulo universitario para disfrutar del mejor grupo de amigas que he tenido en mi vida adulta, o demasiado distraída por lo que quería lograr viniendo a España para darme palmaditas en la espalda por meter mi vida en dos maletas e iniciar de nuevo (por tercera vez). No recuerdo tanto las veces en las que fui mi licenciatura o mi pasaporte como las veces en las que estuve siendo estudiante, amiga o turista.
Somos parte del todo, y el todo nunca es igual dos veces, nuestros entornos nos marcan, nos contagian, se convierten en parte de nosotros y de las millones de versiones que definamos mas adelante.
Estás reflexiones no son del todo mías, yo no soy la misma YO que empezó a escribir esto y definitivamente no seré la misma que lo publique, pero llevo mis versiones conmigo e intento dejar espacio conscientemente para los trozos de mi que se sumen en el camino.
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Comentarios
Me encanta q regreses a tu yo. El viaje mas largo es el regreso a uno mismo. Lvy