
¿Cuándo en tu vida no has tenido más alternativa que abrazar la incertidumbre? Con casi 30 años de experiencia, me he dado cuenta de que no son pocos los momentos en los que sentimos que nos quedamos “sin piso”. Sin tener que esforzarme demasiado me viene a la mente una lista de situaciones de vértigo desesperadamente inciertas, y por consecuencia, aterradoras:
Migrar/ Quedarte sin trabajo/ Perder a un ser querido/ Graduarte, dejar de estudiar o cambiar de carrera/ Terminar con tu novio después de 7 años, dos gatos y un cambio de continente/ Volver a casa de tus padres/ Mudarte de país otra vez/ Emprender… Y siéntase libre de agregar cualquier otro escenario que solo de pensar haga que un escalofrío le recorra la espalda.
Entramos en el terreno del cambio, que si lo piensas, es lo más constante del existir. En el fondo sabemos que las cosas siempre van a cambiar, entonces ¿por qué no deja de tomarnos por sorpresa cuando pasa? Quizá porque no tenemos idea de cómo relacionarnos con lo que nos hace sentir.
INCERTIDUMBRE: “Falta de certeza, que ocasiona duda o indecisión en las cosas”. RAE Diccionario de Autoridades - Tomo IV (1734). Aunque hasta un punto se sintió “bien” engañarme a mi misma convenciéndome de que mis pequeñas seguridades eran absolutamente inamovibles. La dura caída me obligó a integrar a mi realidad este concepto (junto a la cantidad de sensaciones incómodas, estresantes, tristes e incluso vergonzosas que le acompañan).
Quedamos temblando frente a la incertidumbre en diferentes etapas y contextos, pero con una serie de pensamientos comunes y angustiantes para todos: Ahora no tengo nada/ No se quién soy/ No se qué quiero/ No se a dónde voy. Por la razón que sea, «eso» que «tenías» y te hacia sentir segura, de pronto ya no está. El camino recorrido te llevó a un punto que no es el que esperabas, a un escenario que no calza con lo que tenías en mente o que “no se siente como debería”. Y ahí, sentada en el jardín de un pueblo vacacional a media noche, o en la cama del cuarto de visitas de tu familia en Tenerife, o en tu habitación del piso que compartes con otras 4 chicas en el centro de Barcelona… Lloras y no sabes qué hacer.
CERTEZA: “Conocimiento seguro y claro de algo”. RAE virtual Act. 2023. Retomando mi lista noto que, paradójicamente, al menos la mitad de los escenarios son de esos que llegan justo después de alcanzar alguna profunda certeza, de prepararse por mucho tiempo o -como mínimo- de haber acumulado el coraje suficiente para dar un paso significativo.
No niego todas las veces en que el vértigo del “vacío” me tomó por sorpresa ¡Y cómo! En oportunidades me explotó en la cara y se sintió como la mayor putada del universo, porque en mis planes estaba contemplada cualquier cosa menos lo que pasó de repente. Aún así, después de llorar y reprochar, elegí el cambio parándome sobre al menos UNA certeza que pesara suficiente para arriesgarme a poner en jaque TODAS las demás.
Me permito esta salvedad solo por hacerme notar a mi misma (y a ti) que en realidad estoy creando mi vida constantemente, y que las cosas no solo ocurren “por la absurda voluntad de alguna fuerza superior que opera en mi contra”. No todo “me pasa y ya” sino que -muy por el contrario- la mayor parte del tiempo soy yo quien persigue el cambio de forma instintiva e incluso me preparo para que llegue, porque mi historia así lo amerita.
¿Puede la falta de certeza convertirse en Libertad? Lo que me está enseñando la vida adulta es que mis certezas son tan dinámicas y cambiantes como lo he sido yo. Que la incertidumbre se asoma y me reta, pero si la abrazo… Bailamos (y yo no conozco un acto más libre).
Añadir comentario
Comentarios
Lo unico constante es el cambio
Amiga, amo tu libertad y todas las formas de arte que creas a partir de ella